Las vértebras de la columna están separadas por discos que amortiguan la columna vertebral y dejan espacio entre ellas permitiéndonos una movilidad harmónica.

El disco intervertebral está compuesto por el núcleo pulposo del disco, cuya función es permitir y servir de apoyo al movimiento de la columna. El componente externo, llamado Anillo fibroso es el encargado de contener el núcleo. Cuando esta cobertura exterior se fisura, el núcleo sobresale y provoca la hernia discal. Este fragmento herniado ejerce una presión contra el saco dural o contra las raíces emergentes provocando dolor lumbar o dolor en las piernas (dolor ciático).

Una hernia discal puede ser cervical si se encuentra en las vértebras superiores, o lumbar si se encuentra en las vértebras inferiores.

 

Causas de las hernias discales

Las causas principales que provocan estas fisuras son el envejecimiento, la carga sostenida de la columna, debilidad muscular, sedentarismo y enfermedades genéticas.

A medida que envejecemos, los discos se deshidratan y pierden flexibilidad y elasticidad. Las estructuras adyacentes de la columna como los ligamentos, se vuelven vulnerables y frágiles debido al aumento de carga generada por el desgaste discal. Este proceso de degeneración conllevará a la herniación del disco.

Otros factores de riesgo pueden incluir: levantar objetos pesados, tener sobrepeso, mantener la misma posición durante horas, una vida sedentaria y hábitos tóxicos tales como el tabaco.